Monstruos y su simbolismo en Tristán e Iseo

POR CAMILA PERALES

Tristán e Isolda (1944) – Salvador Dalí

Una de las obras más trascendentales del imaginario medieval es la de Tristán e Iseo, historia de amor trágico, accidental y fatal, y representación más ejemplar de la corriente del fin’ amors o amor cortés. Esta historia de la tradición celta se centra en la vida del caballero andante Tristán, sobrino del rey Marcos de Cornualla, y sus hazañas que lo llevan al enamoramiento accidental con la princesa Iseo la blonda, hija de los reyes de Irlanda. En su travesía, Tristán, como figura de héroe principal, se enfrenta a una serie de peligros y seres monstruosos que serán esenciales en el desenvolvimiento de su historia que lo llevará a la perdición por amor. 

La figura de estos dos monstruos principales que se tratarán a lo largo de esta publicación son dignas de estudio y profundo entendimiento debido a lo elementales que la actuación de ambas son para el desenvolvimiento de la historia, el destino de los personajes y por el simbolismo que presentan dentro del imaginario del amor cortés.

Los monstruos ampliamente entendidos, sobre todas las cosas, son vistos como criaturas malvadas de la oscuridad. Normalmente, son seres sobrenaturales y degenerados que cometen actos de perversidad debido a su naturaleza más que por placer en el hecho. Por esta misma naturaleza sobrenatural, a su vez, representan lo incomprensible, lo no humano y, por consiguiente, una aberración e infracción contra el orden natural. Representan, además, lo oculto y la sombra como los rasgos reprimidos del instinto, al verlos como seres no completamente exentos de la humanidad. Dos de los monstruos más comúnmente encontrados a lo largo de las culturas son los gigantes y los dragones, y estos dos juegan un papel esencial en la historia de Tristán e Iseo que vale la pena ser entendido.

GIGANTES

A lo largo de los mitos del mundo el gigante es una figura que es familiar, desde la antigua Grecia, el imaginario celta, la mitología nórdica, hasta la tradición abrahámica y muchas otras. Los gigantes son figuras humanas pero con la característica resaltante de poseer una grandeza física descomunal que se cierne sobre los humanos frágiles.

El Coloso (1808-1812) – Atribuido a Asensio Juliá, parte del taller de Goya

El gigante, para muchos, representa una figura primordial, como es el caso de los gigantes nórdicos, específicamente debido al gigante Ymir y su cadáver del cual nace el mundo. Asimismo, son vistos como figuras que hacen a las personas conscientes de su fragilidad y mortalidad. Pero, también son figuras ambivalentes, que a pesar de asemejarse a los seres humanos (y a veces hasta convivir con ellos), representan la ‘otredad’, lo sobrenatural, lo monstruoso y la desproporción, por lo tanto lo feo y lo maligno.

El Morholdt de Irlanda

Aunque no realmente un monstruo como es ampliamente entendido en cuanto a una criatura sobrenatural, una de las representaciones más llamativas de la ‘monstruosidad’ en Tristán e Iseo es la del Morholt de Irlanda. 

“Su tamaño descomunal, su altura que alcanzaba la de cuatro hombres, la fuerza de sus músculos, la anchura de sus hombros, más parecía gigante que hombre.” 

Uno de los principales y más importantes episodios en la historia de Tristán e Iseo es el del enfrentamiento de Tristán con el Morholt. El Morholt era un caballero actuaba como acólito de la corte de Irlanda, el más fiero y temido guerrero que hasta el momento de la historia nunca había podido ser vencido. Este llevaba a cabo la deshonrosa tarea de recolectar un tributo de trescientos jóvenes y trescientas doncellas cada quince años al reino de Cornualla; tradición impuesta por el rey Gormón. Pero otra característica resaltante del Morholt es que este, además, era el tío de Iseo, la amada del caballero Tristán.

Algunos trazan el orígen de la figura del Morholt a la tradición de los hombres de Finn MacCool (Fionn mac Cumhaill) de la mitología irlandesa, que pudieron haber sido tomados y sincretizados en la tradición celta posterior que se adhirió al imaginario cristiano.

Tristán logra matar al Morholt y libera a Cornualla de la deuda hacia Irlanda por haber vencido a su recolector, pero el gigante no muere sin antes clavar una lanza envenenada en el cuerpo de Tristán, que lo deja moribundo. Esta sería la primera gran herida que marcará la historia de Tristán e Iseo y cambiará el curso de la vida del caballero, pero además, el primer encuentro de este con la muerte, que lo llevará a ser curado por la blonda en el mar.

Sir Tristam vence a Sir Marhaus (1862) – Dante Gabriel Rossetti

DRAGONES

En la tradición occidental, el dragón, en su mayoría, ha sido concebido como un ser maligno; representante de lo subterráneo, de la codicia y avaricia desmesuradas. El dragón toma el rol antagonístico en el imaginario occidental para realzar las hazañas y virtudes de los héroes que lo derrotan. Esto se ve en la tradición cristiana sobre todo, donde el dragón es un acólito de Satanás, figura de la serpiente del Edén originaria del pecado y representación de lo terrenal.

San Jorge y el dragón (c.1470) – Paolo Uccello

El dragón de Irlanda

En su segundo viaje a Irlanda, Tristán se enfrenta a un feroz dragón que aterroriza la zona de Weiseforte. El dragón representa la tiranía, en cuanto a que ejerce un yugo contra los pueblos sometidos ante él y su ferocidad destructora.

“—¡Bien se ve que sois forastero —le respondió—, pues no conocéis la bestia del Valle del Infierno! Sabed que es el más temible animal que nunca existió. Mide más de diez anas de largo, tiene los ojos rojos y llameantes como carbones encendidos, dos cuernos en la frente. Tiene cabeza de bicha con cresta como un basilisco, patas como un lagarto, la cola enroscada, el cuerpo escamoso de un grifo y garras más fuertes que las de una quimera…”

El dragón se situaba a las puertas de la ciudad dos veces a la semana prohibiendo el paso a los ciudadanos que intentaban dejar la ciudad o entrar a ella, ya que en caso de hacerlo el dragón los devoraría. Nadie había podido vencerlo, pues cada caballero que iba a su encuentro encontraba la muerte y el Rey, atemorizado debido a la situación, había ofrecido como premio a aquel que venciera a la fiera la mano de su hija Isolda, así como la mitad de su reino.

Fresco de Tristán luchando contra el dragón c. siglos XIV – XVI

Tristán, entonces, se da a la tarea de vencer al dragón. Logra matarlo tras ardua batalla al clavar su espada en la garganta de la bestia y llegar a su corazón, y posteriormente corta su lengua como tributo para demostrar su hazaña, pero en medio de este acto, el veneno de la bestia que residía en su lengua infecta la sangre de Tristán y lo paraliza, dejándolo moribundo entre los arbustos. Esta sería la segunda herida que recibe Tristán a lo largo de su historia y que será fundamental para el desarrollo de esta, así como la proporcionada por el Morholt.

Aunque en su estado de perdición la lengua que Tristán había arrancado es tomada por otro caballero que clama ser el vencedor de la bestia, es demostrado posteriormente que Tristán fue aquel que la mató y esto lo lleva a su segundo encuentro con Iseo, en el que ella descubre que él es el asesino de su tío, pero también tras el cual lo perdona y cura por segunda vez al ver en él la salvación ante un matrimonio desdeñado.

SIMBOLISMO DE LOS MONSTRUOS EN TRISTÁN E ISEO

Los monstruos en Tristán e Iseo juegan un papel tanto importante como particularmente llamativo debido a su naturaleza. Ante todo, estos representan lo inhumano y lo ‘otro’, que es especialmente resaltante en el Morholt, el cual a pesar de ser un humano, es tratado como un monstruo y representado como tal a través de la deshumanización en su descripción y actuar. Tanto el dragón como el Morholt como gigante representan simbólicamente cualidades como el deseo y lo instintivo y terrenal; lo bestial, lo lujurioso y la codicia. Todos estos rasgos, al ser situados dentro del contexto del amor cortés, pueden ser recogidos dentro de su parte antagonista: el ‘amor villano’, entendido como amor por conveniencia, que va en contra de los valores del amor cortés, como la contención del deseo carnal, el amor ascético y trascendente de los sentidos y los impulsos, visto como una forma de salvación.

Ilustración no titulada para ‘Tristan und Isolde: vencieron al dragón (1928) – Walter Klemm

El monstruo y el enfrentamiento contra este, transversalmente en una gran cantidad de imaginarios, representa la iniciación del héroe en su camino y el cambio de destino para este. Ambos el enfrentamiento contra el Morholt y el dragón son los episodios en los que se le proporcionan a Tristán las dos primeras heridas fatales de tres que va a conseguir en su historia y que cambian la suerte de su personaje, sirviendo como augurios de su inminente perdición.

Al Tristán vencer a ambos monstruos, se representa simbólicamente el triunfo del amor cortés sobre el amor villano, pero aun así es herido por ellos, lo que representa que necesita de la ayuda de su amada (Iseo, a futuro, pues al ser herido aún no se han enamorado) con el fin de salvarse de la corrupción de lo terrenal, figura característica del fin’ amors.

Tristán e Isolda (La Muerte) (1910) – Rogelio de Egusquiza

BIBLIOGRAFÍA

Un comentario Agrega el tuyo

  1. Einar Goyo dice:

    ¡Ay, Camila! ¿Cómo es posible que en tan excelente análisis, se te haya olvidado, ahondar en que el Morholt está vinculado por sangre a la propia Iseo, y que ella lo cura de las heridas que éste y también el dragón le causan?

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